«Medir la autonomía económica de las mujeres y las niñas es un proceso complejo que requiere el uso de múltiples indicadores para evaluar no solo su capacidad de participar en la economía, sino también su control sobre los recursos y la toma de decisiones financieras. Esto incluye el análisis de la tasa de participación laboral, la persistente brecha salarial de género y la proporción de mujeres empleadas en trabajos formales o informales.»